“El accidente es un exabrupto de segundos que modifica horas, meses, años, todo. Solemos creer que el accidente es un patinazo súbito del orden natural, donde ciertas cosas o personas no se cruzan, por ejemplo. Solemos creerlo: porque solemos creer que existe como base un orden natural -una sucesión ordenada que no incluiría accidentes: una sucesión ordenada por algo o por alguien. Pero todo es un accidente. Solo que algunos -los menos, los más bruscos- se manifiestan como tales.
Los que solemos llamar, entonces, accidente, son esas situaciones donde la tontería del azar se manifiesta: se vuelve rimbombante. El accidente -lo que llamamos accidente- es el azar de siempre cuando define años en segundos: modifica las maneras del tiempo. Como una pincelada -digamos, por ejemplo- que demora segundos en ser dada y después dura. El accidente -lo que llamamos accidente- participa de la esencia del arte. La vida nos parece hecha de esos minutos que no cambian nada sustancial, de esos azares sin manifestación; el arte y el accidente están hechos, en cambio, de los otros.
El accidente es aterrador: la evidencia de que los azares rigen todo y que, a veces, no soportan pasar inadvertidos. Y los hombres no toleran esa prepotencia, el sinsentido. Entonces inventan cuentos para sobrellevar la tontería del azar: filosofías, religiones. La historia de los hombres es la historia de los relatos que inventaron para hacer menos cruel la tontería: para creer que todo tiene algún sentido.”
Martín Caparrós; Valfierno; Buenos Aires (2004)
Nos hemos permitido compartir este “plagio textual” puesto que, tal como se menciona en la novela Valfierno, en la falsificación hay un valor muchas veces incomprendido. Todo, de alguna manera, todo tal como lo conocemos, es copia de una copia de una copia, y así sucesivamente hasta llegar, quién sabe cuándo, al primer y único original. Que si no este mundo sería más caótico de lo que actualmente es. Que en el proceso de falsificación o copia, muchas veces se valora más el original de lo que cualquier otro podría imaginar. Porque esta copia significa esfuerzo, dedicación, incluso amor: arte. Porque el primer original sólo fue un capricho ingenioso de algún iluminado, o tal vez alguien con mucha suerte. Porque se requiere verdadero arte para reproducir de manera idéntica un primer original, porque se requiere verdadero entusiasmo y energía. De esta manera: ¿quién podría aseverar ahora que el original es arte y su copia no? ¿Quién podría aseverar que el original es la magia, y las sucesivas copias son tan solo mundanas falsificaciones sin valor?
Ahora sí, firmamos desde el blog (o quizás no).
DON SOS
Don SOS! Un pulso, o una muestra de los accidentes de la vida, es ver los trazos sobre el papel de los signos vitales...unos muy bruzcos, otros casi imperceptibles; otros solo tienden a cero. En si todo es lo mismo.
ResponderEliminarPor otra parte, considero que el plagio supera al original cuando le da otras texturas esteticas, permite una mayor difusion de un "algo" y sugiere el conocimiento del original.
Don SOS, saludos y exitos en todo!
Pdata. A mis compatriotas los animo a que visiten mas el blog, es muy chevere, y rico en sus letras. Ademas con mucha buena onda!.
Diana! Cómo va?!
ResponderEliminarLo de "tiende a cero", te delata como ingeniera! ;) jaja
Gracias por el comentario y muchas gracias por convocar a tu gente a visitar el blog!
MUCHAS GRACIAS POR TU BUENA ONDA, ¿O debo decir: "LO CHEVERE"?! ;)
Besos!
Borges decía que en realidad existen no más de treinta y tantos textos originales. El resto son copias: modificadas, alteradas, mejoradas, empeoradas, casi exactas, etc.
ResponderEliminarAún así seguimos encontrando textos exquisitos, que movilizan.
Muy buena la reflexión de esta publicación.
¡Felicitaciones!
Fernanda
Me gusto eso de movilizar...es la idea
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