Es en el fracaso donde se ponen a prueba las grandezas o las flaquezas de los hombres. Es en la cruel afrenta con la triste realidad de la frustración donde podemos percibir la finitud de todo aquello que nos rodea y de nuestras propias existencias. Es en el corto lapso de nuestros éxitos donde podemos percibir lo efímero de nuestros sueños. ¿Es acaso el éxito estéril merecedor de mayores elogios? Aquel éxito es el que promueve la grandilocuencia y el orgullo que imprimen en nosotros una insensibilidad arrogante y devastadora. Es aquel éxito el que nos vacía por dentro, haciéndonos creer los dueños de esos logros ilusorios que se diluirán de algún u otro modo con el paso del tiempo. No es sino el fracaso el que nos otorga la humildad y la sencillez de mirar con otros ojos la realidad que hasta hacía poco negábamos o creíamos inexistente. Es el fracaso el que nos da la verdadera percepción de la fragilidad de todas las cosas que creíamos inalterables e imperturbables.
DON SOS