sábado, 26 de mayo de 2012

Del fútbol a la política




Es habitual escuchar que los actos violentos materializados por las personas durante los partidos de fútbol son producto del malestar social provocado por los problemas económicos, sociales y demás miserias vividas por los individuos que acuden a estos espectáculos semanales.

De esta forma, los eventos futbolísticos domingueros se transforman en un momento de catarsis social, donde el estadio sería el consultorio, el equipo y su DT serían el psicólogo, y el fútbol la terapia.


¿Quién se atreve a poner en discusión el grado de efectividad de este fenómeno de asistencia psicosocial por sobre (por ejemplo) el impacto de las palabras de Claudio María Domínguez o la misa de los domingos en donde son absueltos nuestros pecados (para poder volver a cometerlos “de CERO”)?

Desde ahora, cuando usted vea algún individuo de aspecto desarreglado, insultando a su prójimo mientras agita hacia arriba y hacia abajo una bandera, o propinando una paliza a una persona de la hinchada (propia o adversaria) con auténtica pasión y compromiso por demostrar su hombría, ya no verá un vil ser humano de la más baja calaña. De ahora en adelante, usted verá una persona que está resolviendo los conflictos con su “yo” y “súper-yo”, que será devuelta a la sociedad al lunes siguiente, con un mayor grado de paz interior, equilibrio y amor.
¿Qué pasa si uno piensa que el entorno del fútbol es así, más allá del humor social? ¿Qué pasa si el fenómeno de violencia en el fútbol no se entiende como una terapia sino como un mal en sí mismo?

¿Cómo sería la política si creyéramos que se contagió con esta cultura “barrabravista” y se maneja con sus mismos códigos?
De ser así, los partidos políticos serían como cuadros de fútbol, sus dirigentes, como el equipo con su cuerpo técnico y los militantes serían aquellos individuos que entienden al fenómeno  político como una cuestión pasional, donde la camiseta se defiende en “las buenas y en las malas”, más allá de los medios a los que se acuda para ganar el partido (la confrontación). Un gol hecho con la mano sería una bendición, si el árbitro lo cobra. Un falso penal a favor sería vanagloriado, y cualquier discurso del goleador violento y tramposo sería tolerado y justificado por la hinchada, porque a los ídolos no se los cuestiona.

Si el ídolo es Cristina y la hinchada es La Juventud K, los casos de corrupción serían todas las veces que metieron un gol con la mano mientras el árbitro, que sería el juez, miraba para otro lado o era invitado a retirarse por no ser imparcial. Cualquier cosa que se diga cuestionando al equipo o la hinchada sería tomada como una actitud “gorila”, y esa persona terminaría probablemente insultada y desacreditada, sin importar el grado de verdad de los motivos que la motorizaba.
Lo lindo del fenómeno de la hinchada de fútbol es lo irracionalmente pasional que resulta al actuar sin pensar: puro “sentimiento”. Lo peligroso del fenómeno de la hinchada política es lo irracionalmente pasional que resulta al actuar sin pensar. Si la política sigue el fenómeno del fútbol, su militancia podría estar festejando el penal que no fue o estar insultando al árbitro por sacarles una tarjeta roja cuando correspondía… Porque no importa la razón, no importa la verdad, solo importa la propia victoria a cualquier costo, y salir a festejar. Pero, ¿qué?

Auspician la nota:

Guantes de box “El Guillote Angoleño”
Medios multi-medias “Clarín Miente”

El rock de la cárcel con la guitarra de “El Amado Vudú”

Luis Vuitton y hoteles patagónicos “Nacionales y Populares”
Las Inglesas Mineras son “Argentinas”, soberanía de la buena.

Y, obviamente: “Él”.

4 comentarios:

  1. Es increible que aún mantengas el buen humor.
    Lástima que ya no puedas ir más a la cancha y que debas conformarte con que Racing no baje a la B.
    La característica de los argentinos, nos hermana con las hinchadadas de futbol. Es decir, somos todos una manga de hichas...
    Y yo soy la más ferviente hincha tuya,
    te ama,
    mamá.

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  2. Que vos "me HINCHABAS" ya lo sabía! Por eso voy a terapia!! ;) jaja broma!

    Gracias!!! Besos!!!!

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  3. Muy bueno el paralelismo. Muy malo que sea cierto.

    Me alegra que hayas empezado a escribir de nuevo. Ojalá sigas apostando a la literatura :) Este es un comienzo...

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  4. Hace mucho que no me tomaba tiempo para leer sus relatos..., me arrepiento de tal pecado, pues cada día lo hace mejor.
    Es los suyo, me encantaron, igual piensa papá.
    Con orgullo de ser su...
    Madre..., siga en ese camino, pues camina muy bien.

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