sábado, 13 de agosto de 2011

La lógica tras las historias. Capítulo 4



Después de un tiempo de comenzados los escalofriantes escenarios nocturnos que se montaron sobre las calles de Balvanera, empezaron a difundirse, como era de suponer, diversas especulaciones sobre los motivos de tal situación inexplicable.

No tardaron los parapsicólogos en dar sus primeros atisbos sobre los orígenes de aquellas imágenes espectrales, mencionando espíritus del más allá que habrían quedado más o menos enclaustrados entre la Divina Providencia y los tormentos de Hades. Incluso, estos pseudocientíficos habían intentado comunicarse a través de médiums tantas veces como la cantidad de frustraciones logradas en tales intentos fallidos.

Más tarde, salieron los filósofos y teólogos a buscar explicaciones existenciales que podrían haber acabado con la histórica búsqueda de los anhelos más ansiados por la humanidad desde los tiempos de Sócrates y Platón. Esto podría haber ocurrido, de no ser por la incompetencia que caracterizó sus enunciados argumentativos pretendiendo demostrar lo que ya algún otro filósofo griego había planteado hacía siglos, luego de una fuertísima ingesta alcohólica. 

Por último, sin ningún tipo de recelo, aparecieron grupos de matemáticos, quienes intentaron desafiar la astucia de los atrevidos planteos filosóficos y paranormales que habían causado un gran impacto luego de las primeras conjeturas publicadas. Los matemáticos partían de la hipótesis de que la sumatoria de las partes debería dar como resultado la totalidad de la población de Balvanera y que, censando la población actual del barrio y restando la que había antes, podría estimarse, aproximadamente, la cantidad de ánimas que merodeaban los callejones en los anocheceres. Con esto demostrarían la existencia de las almas y una serie de cosas que no viene al caso comentar puesto que, una vez más, se encontraron con un rotundo fracaso, debido a una falta de datos estadísticos confiables y una escasa popularidad entre las masas mediáticas.

¿Cuál era el mecanismo o lógica de este fenómeno fantasmagórico? ¿Acaso tenía, para este entonces, algún tipo de importancia? ¿Eran aquellos espectros las representaciones de las personas que habían caído en el error de pasear por las noches del barrio de Congreso? ¿O esas figuras espectrales eran tan sólo llos retratos de las historias que ellas cantaban incesantemente? ¿Qué diferencias habría entre las historias entonadas y los hombres que las habían encarnado? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario